Nos la arrebataron en diciembre de 1980, en un brutal intento por silenciarla, pero 38 años después, un 15 de noviembre de 2018, Alaíde Foppa ya no sólo vivía en la memoria de las personas, en sus libros, artículos y grabaciones, sino que renació en forma de biblioteca comunitaria.

Y aquí adoramos los cómics. La narrativa gráfica, en sus diversas manifestaciones (libro álbum, manga, historieta, tebeo, bande dessinée, fumetto, cierto tipo de fanzines…), nos permite explorar lecturas viscerales debido a su carácter visual que se atestigua (no sólo se observa), de manera que no pasó mucho tiempo para que la idea de un cómic de Alaíde Foppa para jóvenes se convirtiera en una necesidad. Eso sí, sabíamos que la cosa no iba a ser sencilla. 

El cómic, en tanto medio asociado sobre todo con infancias y juventudes, aún suele cargar con un doble estigma: el adultocéntrico y el instrumentalizador. El primero, o bien tiende a desestimar lo infantil y juvenil por ser “menos complejo” que lo “adulto” o bien tiende a desterrar a niñxs y jóvenes de lo complejo porque “no tienen la capacidad para entenderlo”; el segundo deriva del primero ya que perpetúa la idea de que los productos culturales para niñxs y jóvenes tienen valor sólo en la medida en que sirven para enseñarles algo y, una vez que han cumplido con sus objetivos, pueden ser superados, dado que no son “arte de verdad”. Partimos de la certeza de que la obra de Alaíde también es para jóvenes y que el cómic no es un medio para hacerla más “accesible”, sino un fin en sí mismo y una manera diferente de apropiárnosla y compartirla, porque ya no bastaba difundir lo que ella pensaba y escribía, sino que era necesario mostrar lo que ella nos hacía  pensar y sentir….

¡No te pierdas de nuestro primer cómic! Con Áurea Esquivel en el guión y edición💥, Ely Galvar en la ilustración💥 y Mena Bo en el diseño editorial💥